En 1988 Gustav Yahoda cuestionó el potencial de la teoría de las representaciones sociales para dar cuenta, de forma completa, de las relaciones entre representaciones sociales y cultura, también le reprochaba su ambigüedad en la definición de la categoría de representación social, así como el uso de métodos de investigación suaves, proponiendo, además, que el enfoque de la cognición social tiene una estructura más claramente definida que el de representación social.
La clave del argumento de Yahoda parece ser el cuestionamiento de la tesis, según la cual, el pensamiento de los individuos estaría moldeado por las representaciones colectivas, basándose más en un sustrato cultural que las orienta, pero no lo determina, es decir, su enfoque le presta mayor atención a los procesos de cognición internos, así como el papel de la cultura en la organización del conocimiento(Yahoda, 1988), parte de la polémica se suscita debido a que Moscovici ha señalado que el pensamiento se orienta por las representaciones sociales y por la cultura, lo cual implica establecer una diferencia entre estas dos categorías.
Por su parte Moscovici contesta a estas objeciones. De entrada la diferencia de las representaciones colectivas, en el sentido de Durkheim, y con las cuales Yahoda lo identifica, pues, por un lado, las representaciones colectivas son concebidas, según Moscovici, como uniformes, estáticas, preestablecidas e impuestas coercitivamente sobre los individuos pasivos. Mientras que su idea de representación social, le deben más a Lévy-Bruhl, y la concibe como un proceso creativo, en el cual sus portadores participan en su construcción, siendo en parte, inertes, lo que permite arraigarse en el sentido común, y por otro lado, las considera en una dinámica constante, producto de las interacciones humanas, lo que implica que no son actos individuales, ni se imponen coercitivamente. Considera, además, que las representaciones sociales tienen una racionalidad propia, que no es la racionalidad técnico-científica de la reflexión individual. Invito al auditorio a ir directamente al texto, para adentrarse, hasta donde sea posible, en los pormenores de esta discusión.
Por mi parte considero, que tanto las representaciones sociales, como la cognitiva de Yahoda pertenecen a diferentes culturas, en las cuales, los conceptos de racionalidad, ciencia, método, etcétera, no tienen el mismo significado, Moscovici mismo señala una argumento similar al final de su artículo. No obstante, habría que señalar un detalle que se me hace escandaloso en el contexto de esta discusión: Moscovici no cita bibliografía alguna de Gustav Jahoda; considero, además, que los editores de Psic Soc bien pudieron publicar el texto de Jahoda, pues al leerlo da la impresión de que Moscovici está exorcizando a un fantasma, el de las corrientes cognitivas americanas, ancladas en su añeja idea de que el cerebro, generador de la cultura, funciona como una computadora, una idea que ha sido abandonado desde hace más de tres décadas con los trabajos de los científicos cognitivos experiencialistas, como Maturana, Varela, Lakoff, entre otros.
¿Son las culturas mónadas o están abiertas a la comprensión de lo otro? Por mi parte considero que la sociedad es anterior a la cultura, pues no todas las sociedades crean cultura, por ejemplo, las sociedades animales, siendo la sociedad una condición para cultura; no obstante, una vez que la cultura comienza a desarrollarse, la sociedad humana tiene como una de las condiciones que la generan, la existencia de la cultura, pues se han generado nuevas formas de experienciar que son impensables sin cultura. Considero que para llegar a un acuerdo para establecer cómo se relaciona sociedad, cultura, cogniciones y representaciones, debemos hacer, tanto a la cultura como a la sociedad dos preguntas: ¿De dónde vienes? ¿Qué eres?, Preguntas que apelan a la colaboración transdiciplinaria, más que la creación de feudos académicos en guerra permanente.
Un ejemplo de esto es el artículo de Luz María Martínez, Margot Pujal, y Agnés Vayreda, el discurso de la ciencia, en el cual, a partir de “usar el análisis del discurso como una herramienta”, según sus propias palabras, hacen un estudio psicosocial de la ciencia, lo cual es de por sí muy loable, no obstante, se equivocan al señalar que es al final de los años 70’s que se hacen los primeros estudios sociales de la ciencia, teniendo en mente las obras de Thomas Samuel Kuhn, John Ziman, Paul Feyerabend, Imre Lakatos, así como a las corrientes marxistas que desde hace varias décadas emprendieron trabajos bajo esa perspectiva.
Además habría que señalar otros puntos polémicos, el primero es el carácter instrumental del lenguaje con el que abordan su investigación, pues consideramos que el análisis del discurso parte del supuesto del carácter textual de nuestra experiencia, siendo los discursos la condición de posibilidad de tener una experiencia; el carácter instrumental del lenguaje hace pensar en una situación en que podamos abandonar esa condición y experienciar el mundo en una forma no discursiva, y ser, al mismo tiempo, coherente, racional y capaces de comunicarnos.
El otro asunto polémico de este artículo es cuando hablan sobre la especificidad de la psicología social, asunto que ha sido causa de guerra civil entre psicólogos, sociólogos contra psicólogos sociales, y, aun entre psicologos sociales de tradición americana contra europea, y es polémico, pues el análisis del discurso pertenece a la esfera de las ciencias del lenguaje, y no podemos notar a simple vista qué la hace ser psicología social y no meramente análisis del discurso. Ante esto cabe preguntar ¿La psicología social es una institución científica claramente delimitada en sus funciones, objetos de estudios, métodos y técnicas de investigación? Esperamos una respuesta a nuestras dudas.
JAHODA, G.(1988) Critical notes and reflections on social representations. European Journal of Social Psychology. 18. 195-209.
Psic. Soc. Revista Internacional de Psicología Social Vol. I, número 2
La clave del argumento de Yahoda parece ser el cuestionamiento de la tesis, según la cual, el pensamiento de los individuos estaría moldeado por las representaciones colectivas, basándose más en un sustrato cultural que las orienta, pero no lo determina, es decir, su enfoque le presta mayor atención a los procesos de cognición internos, así como el papel de la cultura en la organización del conocimiento(Yahoda, 1988), parte de la polémica se suscita debido a que Moscovici ha señalado que el pensamiento se orienta por las representaciones sociales y por la cultura, lo cual implica establecer una diferencia entre estas dos categorías.
Por su parte Moscovici contesta a estas objeciones. De entrada la diferencia de las representaciones colectivas, en el sentido de Durkheim, y con las cuales Yahoda lo identifica, pues, por un lado, las representaciones colectivas son concebidas, según Moscovici, como uniformes, estáticas, preestablecidas e impuestas coercitivamente sobre los individuos pasivos. Mientras que su idea de representación social, le deben más a Lévy-Bruhl, y la concibe como un proceso creativo, en el cual sus portadores participan en su construcción, siendo en parte, inertes, lo que permite arraigarse en el sentido común, y por otro lado, las considera en una dinámica constante, producto de las interacciones humanas, lo que implica que no son actos individuales, ni se imponen coercitivamente. Considera, además, que las representaciones sociales tienen una racionalidad propia, que no es la racionalidad técnico-científica de la reflexión individual. Invito al auditorio a ir directamente al texto, para adentrarse, hasta donde sea posible, en los pormenores de esta discusión.
Por mi parte considero, que tanto las representaciones sociales, como la cognitiva de Yahoda pertenecen a diferentes culturas, en las cuales, los conceptos de racionalidad, ciencia, método, etcétera, no tienen el mismo significado, Moscovici mismo señala una argumento similar al final de su artículo. No obstante, habría que señalar un detalle que se me hace escandaloso en el contexto de esta discusión: Moscovici no cita bibliografía alguna de Gustav Jahoda; considero, además, que los editores de Psic Soc bien pudieron publicar el texto de Jahoda, pues al leerlo da la impresión de que Moscovici está exorcizando a un fantasma, el de las corrientes cognitivas americanas, ancladas en su añeja idea de que el cerebro, generador de la cultura, funciona como una computadora, una idea que ha sido abandonado desde hace más de tres décadas con los trabajos de los científicos cognitivos experiencialistas, como Maturana, Varela, Lakoff, entre otros.
¿Son las culturas mónadas o están abiertas a la comprensión de lo otro? Por mi parte considero que la sociedad es anterior a la cultura, pues no todas las sociedades crean cultura, por ejemplo, las sociedades animales, siendo la sociedad una condición para cultura; no obstante, una vez que la cultura comienza a desarrollarse, la sociedad humana tiene como una de las condiciones que la generan, la existencia de la cultura, pues se han generado nuevas formas de experienciar que son impensables sin cultura. Considero que para llegar a un acuerdo para establecer cómo se relaciona sociedad, cultura, cogniciones y representaciones, debemos hacer, tanto a la cultura como a la sociedad dos preguntas: ¿De dónde vienes? ¿Qué eres?, Preguntas que apelan a la colaboración transdiciplinaria, más que la creación de feudos académicos en guerra permanente.
Un ejemplo de esto es el artículo de Luz María Martínez, Margot Pujal, y Agnés Vayreda, el discurso de la ciencia, en el cual, a partir de “usar el análisis del discurso como una herramienta”, según sus propias palabras, hacen un estudio psicosocial de la ciencia, lo cual es de por sí muy loable, no obstante, se equivocan al señalar que es al final de los años 70’s que se hacen los primeros estudios sociales de la ciencia, teniendo en mente las obras de Thomas Samuel Kuhn, John Ziman, Paul Feyerabend, Imre Lakatos, así como a las corrientes marxistas que desde hace varias décadas emprendieron trabajos bajo esa perspectiva.
Además habría que señalar otros puntos polémicos, el primero es el carácter instrumental del lenguaje con el que abordan su investigación, pues consideramos que el análisis del discurso parte del supuesto del carácter textual de nuestra experiencia, siendo los discursos la condición de posibilidad de tener una experiencia; el carácter instrumental del lenguaje hace pensar en una situación en que podamos abandonar esa condición y experienciar el mundo en una forma no discursiva, y ser, al mismo tiempo, coherente, racional y capaces de comunicarnos.
El otro asunto polémico de este artículo es cuando hablan sobre la especificidad de la psicología social, asunto que ha sido causa de guerra civil entre psicólogos, sociólogos contra psicólogos sociales, y, aun entre psicologos sociales de tradición americana contra europea, y es polémico, pues el análisis del discurso pertenece a la esfera de las ciencias del lenguaje, y no podemos notar a simple vista qué la hace ser psicología social y no meramente análisis del discurso. Ante esto cabe preguntar ¿La psicología social es una institución científica claramente delimitada en sus funciones, objetos de estudios, métodos y técnicas de investigación? Esperamos una respuesta a nuestras dudas.
JAHODA, G.(1988) Critical notes and reflections on social representations. European Journal of Social Psychology. 18. 195-209.
Psic. Soc. Revista Internacional de Psicología Social Vol. I, número 2
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