viernes, 19 de febrero de 2010

EL NIHILISMO DE T. W. ADORNO: ENTRE EL DESENCANTO Y LA ESPERANZA. Abraham Galarza Cid




¿Alguna vez te preguntaste, por qué tuvimos que correr por refugio, cuando la promesa de un Valiente Mundo Nuevo, se desplegaba bajo un claro cielo azul?
Pink Floyd: Adiós Cielo Azul
Estrechando contra sí a los niños, las madres vigilan el cielo con terror a que aparezcan en él los descubrimientos de los sabios.
Bertolt Brecht

El frío aumenta con la claridad. En adelante reinarán esta claridad y este frío.
Thomas Bernhard

El Siglo XX es el escenario de reflexión para los filósofos judío-alemanes Max Horkheimer, Theodor W. Adorno y Herbert Marcuse, considerados el núcleo intelectual de la llamada Escuela de Frankfurt. Preocupados por los vientos totalitarios que soplaban en las naciones industrializadas durante las primeras décadas del siglo XX, se propusieron abrir claves teóricas que posibilitaran reorientar la marcha de la Historia y, con esto, ponernos en el camino de la emancipación por medio de la ciencia. Sin embargo, el obstáculo teórico que imposibilita este tránsito se llama Positivismo.



Dellville: Hombre-Dios

Confiaban, de manera optimista, que el modelo de organización científica proporcionaría las señales al camino de la liberación si la ciencia reconocía su ligazón social y su deber con los desposeídos. El Positivismo, piensan entonces, pone un dique a las posibilidades libertarias de la ciencia.
Sin embargo, aún no sucedía lo peor. Los frankfurtianos presenciaron cómo varios siglos de Civilización Occidental, guiados por la idea de Razón, culminan en barbarie.
La idea de un conocimiento iluminador, puesto al servicio de la humanidad, que le brindara bienestar material y una vida plena de cualidades racionales; dónde se conjugarían libertad e igualdad por medio de la fraternidad, se derrumbó con la transformación del conocimiento en insumo de la industria de la destrucción y la administración.
El caso alemán y el caso soviético sólo son los más patéticos. Alemania, Edén de la cultura, por establecimiento del asesinato racionalizado de los campos de concentración. La Unión Soviética, por el trastrocamiento de los ideales de emancipación, convertidos en engranajes de una maquinaria burocrática de explotación y opresión.

En su obra Dialéctica de la Ilustración, Adorno y Horkheimer nos remiten al pasado para buscar los orígenes del conocimiento y los valores racionales. Ellos llaman a este comienzo y su desarrollo posterior, *Ilustración. Su concepto de Ilustración no es la clasificación histórica acostumbrada, según su criterio, ésta comienza desde el nacimiento de los mitos y las religiones antropomórficas, continua con la filosofía, hasta la aparición de las ciencias tal y como las conocemos hoy.

La raíz del mal
En nuestros más remotos antepasados, había una percepción animista del mundo, en la cual, los elementos de la naturaleza van acompañados de algo misterioso que les da vida. Así, la lluvia es una entidad que lleva en sí su ánima. El mundo era concebido como un lugar de magia y de encantos. En ese momento los seres humanos se funden con la naturaleza y no buscan explicarla.
Con la aparición de las religiones antropomórficas, los dioses se convierten en esencias de las cosas, pero éstas ya no viven más dentro de ellas. Las religiones de dioses humanizados colocan al hombre como una criatura privilegiada con hegemonía sobre los otros seres. Desde entonces, la naturaleza será considerada como algo lejano, tan sólo como una abstracción. No obstante, la palabra divina conjura el temor por lo exterior y lo extraño. Así, los dioses de forma humana aparecen como Ilustración frente al oscurantismo animista.
Pero pronto la religión también cae en el oscurantismo y es substituida por la luz del pensamiento que reside en el sujeto, en el Cogito. No obstante, este sujeto también es sometido al juicio de la Ilustración, así como a los valores que le acompañan: el humanismo, acabando por disolver y desencantar a éstos, hasta que de la Razón no quede más que un esqueleto lógico, es decir, una ciencia vacía de valoraciones.

El vacío de la ciencia
La Razón del siglo XX es forma pura, principio de no-contradicción, cálculo de posibilidades, etcétera. Y ve al mundo como un simple material al que le imprime su forma, pero resistiéndose a mezclarse con él. La ciencia actúa ciegamente, relacionando fines y medios. Los fines están delimitados por el cálculo de utilidad y el beneficio inmediato. El único valor admitido es la total manipulación, con la mayor eficacia y el mínimo de esfuerzo.
La ciencia no busca más conocer las cosas, sino que las olvida, al igual que desatiende lo humano. Persigue al mundo para hacerlo a su imagen y semejanza, por medio de encuadrarlo en sus conceptos vacíos. Adorno y Horkheimer dicen al respecto:

“Los conceptos ya no quieren expresar como tales, cualidades de las cosas, sino que sirven únicamente a la organización de un material de saber para quienes puedan disponer hábilmente de él” (Adorno / Horkheimer: 1966, Pág. 207)

Por eso, al final de la Ilustración, la ciencia nada sabe de “la dignidad de la vida, justicia, paz, libertad y la santidad de la vida del hombre”


Meditaciones Metafísicas
Lo temporal al aniquilarse, sirve de alimento a lo eterno. La filosofía ha expresado esto, implícitamente, cuando considera que sólo lo eterno es verdadero y lo móvil es apariencia pasajera. Esta tesis, al ser llevada a la práctica, nos encamina a la muerte en nombre de una verdad que trasciende a los individuos en su vida temporal:

“El genocidio es la integración absoluta, que cuece en todas partes dónde los hombres son homogeneizados, pulidos –como se decía en el ejercito- hasta ser borrados literalmente del mapa como anomalías del concepto en su nulidad total y absoluta. Auschwitz confirma la teoría filosófica que equipara la pura identidad con la muerte” (Adorno: 1975. Pág. 362)

Asesinato y verdad son conceptos que parecen ser intercambiables, el pensamiento ha quedado en entredicho. La filosofía, después del siglo XX, no puede eludir su responsabilidad y querer actuar como simple espectador, ajeno a toda responsabilidad moral, ni tampoco delegar en las ciencias el papel de correctivo de sus excesos especulativos. Adorno propone:

“Si la Dialéctica Negativa exige la reflexión del pensamiento sobre sí mismo, esto implica palpablemente que, para ser verdadero, tiene, por lo menos hoy, que pensarse contra sí mismo” ( Ídem. Pág. 365)

Los sujetos reflexionan metafísicamente para ver más allá de ellos mismos, y la respuesta a ésta es lo Absoluto. No obstante, lo Absoluto se manifiesta a un sujeto que es, por su contingencia, deficiente. En realidad la pregunta por el sentido se hace cuando se sospecha que no hay tal.
La pregunta por el sentido es la manera por la cual se quiere escapar a la muerte, aun cuando la respuesta por el sentido es una metafísica negativa: el sentido de halla en la muerte. Por eso Schopenhauer, con su absoluto negativo, la Nada, ofrece un consuelo contra la desesperación de la conciencia.
De cualquier manera hay sentido cuando hay una apertura trascendente (la muerte es una de esas aperturas), no hay sentido cuando se ha cerrado la trascendencia, esto es el Nihilismo.



William Blake: El Anciano de días

NihilismoEl concepto de nihilismo alude a la imposibilidad de conocer con certeza al mundo, además, niega la existencia de valores objetivamente fundados. Conjugando ambos aspectos podemos hablar de un proceso de descomposición del mundo.
La filosofía tradicionalmente ha usado el término como una acusación: el nihilista es perverso, indigno; representa todo lo negativo porque niega nuestros valores racionales que nos hacen progresar. Cuando el filósofo asume esta postura, nos revela su complicidad con el mundo actual, en el cual, todo es positivo:

“ ... de lo que se trata en realidad, más bien, es movilizar una palabra odiada por todos e incompatible con la vivarachería de la sociedad, para simplemente difamar al que se niegue a asumir la herencia occidental de positividad, suscribiendo que lo establecido tiene sentido” (Ídem. Pág. 380)

El optimista mundo globalizado y tecnocrático de hoy, que se concibe como pura calidad, abundancia, eficiencia y bienestar, se reconcilia con el genocidio. Contrario a esta suposición, consideramos que el uso de la palabra nihilismo como difamación e insulto, puede cerrar la posibilidad que nos indica que, quizás, la única forma de pensar en la que el ser humano conserve algo de su dignidad sea el nihilismo. No obstante, hay que advertir que Adorno no confía en el nihilismo al estilo de Nietzsche, quién involuntariamente brindó consignas al nazismo (él consideraba al nihilismo como un abismo -abgrund- dónde es posible cualquier acción, porque, al no haber sentido trascendente, todo es posible y válido, incluso la ley del más fuerte)
Según Adorno, el nihilismo se define como la negación de la positividad del mundo actual, esto es, se distingue por cuestionar su supuesta bondad, así como por preguntarse acerca de la idea de que el mundo, tal y como es hoy, es la única opción viable. Esta Negatividad, que es la fuerza del pensamiento auténticamente crítico, se manifiesta en la obra de *Samuel Beckett, quién escribió: “una presencia aparentemente estoica grita en silencio que las cosas no pueden seguir igual”
El nihilismo de Adorno es posibilidad de esperanza, pues nos invita a pensar y vivir con formas diferentes a las de la Ilustración. Adorno dice:

“La honra del pensamiento se halla en la defensa de lo llamado insultantemente nihilismo”
(Adorno, Ídem. Pág. 381)




Evelyn de Morgan: 1914



Bibliografía:Adorno, Theodor (1975) Dialéctica Negativa, Madrid, Taurus
Adorno, Theodor (1973) La Disputa del Positivismo en la Sociología Alemana, Barcelona, Grijalbo
Adorno, Theodor / Horkheimer, Max (1969) Dialéctica del Iluminismo, Buenos Aires, Sudamericana
Adorno, Theodor / Horkheimer, Max (1966) Sociológica, Madrid, Taurus
Buckmors, Susan (1981) Origen de la Dialéctica Negativa, Fondo de Cultura Económica, México
Jay, Martín, (1991) La Imaginación Dialéctica. Una Historia de la Escuela de Frankfurt, Argentina, Taurus
Perlini, Tito (1976) La Escuela de Frankfort, Caracas, Monte Ávila


· Notas:
· Generalmente se entiende por Ilustración al movimiento cultural que antecede a la Revolución Francesa. Se caracteriza por proponer organizar a las sociedades sobre la base de la Ciencia y la Técnica, para así acabar con la ignorancia y miseria resultante del orden Teológico-Medieval. Las aspiraciones de esta Ilustración se reflejan en el grito de guerra de los revolucionarios franceses: “¡Libertad, Igualdad y Fraternidad!”
· [1]Beckett ha sido considerado el escritor del silencio, dado su escepticismo con respecto a la palabra del hombre, así, se ha escrito sobre él: “El hombre es un ser que habla y cree asegurar su poder sobre las cosas al nombrarlas. En realidad, no hace sino destruir el mundo y autodestruirse. Las palabras que salen de su boca son como la efusión de su sangre y de su vida. Cuantas más palabras profiere, más se hunde en su noche” Gros, Bernard (director) (1976) La Literatura, Bilbao, Mensajero.
· También hay que recordar su obra Esperando a Godott, en ésta, un par de hombre, cuya vida y discurso carece de sentido,  acuden en la búsqueda de Godott, pues él parece tener todas las repuestas, sin embargo, Godott nunca llega... Godott no es otro que Dios (God)...

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