Presentación de Entornos Revista de Divulgación de las Ciencias Sociales Año 9, Vol. 1, n° 14, Enero-Julio de 2005
Abraham Galarza Cid
Abraham Galarza Cid
Es un placer hacer la presentación de esta revista, dónde encontramos el trabajo de nuestros compañeros, un lugar que expresa puntos de vista de situaciones sociales, en cuyo tratamiento no siempre estamos de acuerdo, no obstante la publicación de revistas es una de las formas de presentar nuestras ideas para que sean complementadas, debatidas o refutadas, sean hechas estas aportaciones en forma constructiva o destructiva, lo cual es, como en el amor, preferible el odio que la indiferencia, situación de por sí interesante, pues el lenguaje del crítico proyecta los contornos de sus valores y su trato con el mundo.
Por eso es de suma importancia que cada artículo de las páginas de Entornos suscite debate y controversia. A los que escriben les corresponde una parte de este trabajo, pero al lector le toca la ingrata tarea de señalar lo que se dijo a medias o de forma totalmente equivocada; pues una revista de difusión de las investigaciones y comentarios de un grupo de profesores debe convertirse en uno de los medios a través de los cuales hemos de convertirnos en una comunidad de científicos sociales con una identidad propia, de científicos que cometemos errores pero que, afortunadamente, hay alguien que esta ahí para corregirnos, contribuyendo, de esta manera, al crecimiento del conocimiento de lo social.
Las revistas universitarias en nuestro país tienen una vida parecida a la de unos pequeños animales llamados “mosca de un día”, pues en cuanto nacen, después de una brevísima fase larvaria, deben pronto alcanzar la madurez o se extinguirán sin dejar descendencia. Cuantos de nosotros no hemos participado en proyectos que sólo se quedaron en el escritorio de algún anónimo burócrata, señor de los recursos, privándonos del placer de cacaraquear el huevo. No es el caso de Entornos, pues mientras otras revistas mueren, victimas de la propia soberbia megalómana de sus editores, de las peleas de los grupúsculos que les dan financiamiento, o de la falta de escritores y artículos, Entornos, con sus ropas modestas, la sencillez y el cuasi anonimato de sus plumas, tiene la cualidad de la persistencia, pues lleva, por lo menos, casi un par de lustros de existencia.
No obstante debemos atrevernos y dejar la fase larvaria, es decir, crecer, madurar. ¿De qué forma? No lo sé del todo, pero seguramente No haciendo lo mismo que hacen otros. Por ejemplo, con la apertura a otros saberes como la literatura, la crítica de cine y de arte en general, sin perder su orientación social; José Revueltas, Teresa del Conde, Raquel Tibol, José Joaquín Blanco, entre otros, han logrado conjugar el conocimiento de lo social con la expresión estética.
Otra manera de madurar es tratar temáticas no solo regionales, sino participar en los debates nacionales e internacionales, tanto en ciencias sociales, filosofía, economía, política, etc. pues no debemos dejar de lado nuestra participación en los intentos de definición del rumbo de nuestra sociedad y de la humanidad, en un mundo cada vez más pequeño, pero a la vez más complejo y denso.
Es importante, además, planear una política más agresiva de difusión de la revista, pues debemos llegar a aquellos que nos puedan ayudar con su crítica, no importa que no sea en las grandes y sofisticas ciudades del centro del mundo como Paris o el Distrito Federal, sino en las universidades de la periferia, situadas en aquellas pequeñas e insignificantes ciudades dónde, por cierto, vive la gran mayoría de la humanidad, debemos llegar a todo aquel lugar que, con sus rezagos sociales e injusticias cotidianas como las nuestras, tiene la convicción de que las ciencias sociales pueden ayudar a regenerar nuestras sociedades, debemos crearnos la oportunidad de coordinarnos y enfrentarlos de forma conjunta.
Uno de los aspectos que deben mejorar es el formato y edición de Entornos, pues algunas erratas, así como espacios en blanco invitan a ser corregidos y llenados con más disciplina e imaginación, de forma tal que estimulen la lectura de los textos, así como a su conservación en nuestras bibliotecas personales. Además, habría que arriesgar más dinero en el papel, incluso en tintas de color, pues la sencillez, más no el desaliño, es una virtud de cualquier discurso escrito.
Otra manera de fomentar su lectura y crítica es que nuestros estudiantes participen con sus trabajos, a través de lo cual se garantiza la continuidad de la revista. Nuestras tres licenciaturas deben fomentar una auténtica cultura de la lectura y la escritura, pues la memoria y lo escrito trazan juntas el surco del tiempo, sólo así es posible cosechar el conocimiento de lo social.
Finalmente felicito, con entusiasmo, a los que hacen posible Entornos, especialmente a los maestros Manuel Conde y Andrés Ríos por su obstinado esfuerzo, así como a sus constantes colaboradores, nuestros profesores del Departamento.
Muchas gracias por su atención.
Apizaco Tlaxcala a 13 de Octubre de 2005
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