Vivir sin filosofar es tener propiamente dicho, los ojos cerrados, sin intentar
jamás abrirlos; y el placer de ver todas las cosas que descubre nuestra vista no
es comparable con la satisfacción que da el conocimiento de las que encontramos
por medio de la filosofía; y por fin, este estudio es más necesario para regular
nuestras costumbres y conducirnos en esta vida que lo es el de nuestros ojos,
para guiar nuestros pasos.
lunes, 26 de abril de 2021
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