sábado, 30 de noviembre de 2013

viernes, 29 de noviembre de 2013

EL EMPLEO


martes, 26 de noviembre de 2013

IDENTIDAD Y DIFERENCIA Abraham Galarza Cid

Entendemos por identidad la afiliación con algo común a todos los hombres o a una comunidad. Mientras que diferencia es el conjunto de pensamientos y emociones intransferibles e imposibles de enajenar, pertenecientes exclusivamente al individuo.
La primera se forma por un juego de la necesidad: un conjunto de cualidades comunes a diversos ejemplares y que como tales los hacen pertenecen a un conjunto.  El segundo deriva de lo contingente, es decir aquellas cualidades que posee un elemento pero de forma accidental, y los otros no lo poseen.
En las definiciones  lógicas es relativamente sencillo jugar con estos elementos para hacer definiciones que sean aceptables para una comunidad, por ejemplo, una silla pertenece a la categoría muebles, ser un mueble es su identidad, pero también es importante su diferencia, una silla no es una cama, la silla posee una singularidad que no puede ser transferida a los otros muebles, pues perdería su propia eseidad.
La identidad y diferencia depende de una operación de definición, es decir, de ponerle límites claros a un significado para hacerlo operatorio; pero ésta no es una movimiento automático que se realice por sí mismo, hay alguien que hace la definición. En las relaciones humanas las identidades son definidas exteriormente o interiormente.
Así la identidad y diferencia son atributos asignado por unas personas a otras, o asignado por las personas a si mismas. En las definiciones lógicas, suponemos, se definen objetos inertes o sin capacidad de respuesta subjetiva como la que poseemos los seres humanos, digamos la definición de un mineral una planta o un animal. Mientras que las atribuciones de identidad de las personas implican el posible rechazo, pues tenemos capacidad de respuesta subjetiva. Es por eso que, por ejemplo, el amo se asegura de fijar la identidad del esclavo no solo nominalmente, sino a través de prácticas que inhiban la respuesta subjetiva, tales como las cadenas, la tortura o la muerte. Lo cuál no quiere decir que la denominación nominal sea menos cruel, de hecho es una forma de marca con acero y fuego, como la que se hace con el ganado, de ahí la efectividad para la fijación de ciertas identidades negativas, tales como avergonzarse de ser negro, o morenos y tener el pelo oscuro, y por eso uno o una acaba por pintárselo de rubio o pelirrojo. Así una identidad fijada exteriormente acaba por ser auto adscrita. 
La identidad y diferencia son un juego de fuerzas, unas vencidas en las que los brazos de los oponentes, a pesar de ser desiguales en cantidad de fuerza, pueden llegar a momentos de equilibro, y repentinamente caer hacia uno de los lados. Lo importante es la resistencia que se opone para que no se nos imponga una identidad ajena a nuestra diferencia.
Actualmente unos brazos muy poderosos nos quiere atribuir una identidad, y en ocasiones, quizás muchas lo hacen con fuego y acero, como si fuéramos ganado. ¿Cuál es ésta? Atribuirnos la identidad de consumidores del primer mundo. René Drucker Colín, con cierta ironía, nos ejemplifica la forma en que se va imponiendo esta nueva identidad: “Una de ellas, por ejemplo, es la alimentación, donde a raíz de la introducción masiva y constante de productos baratos y de rápida confección, se ha logrado introducir a nuestro país (pero asimismo en el mundo entero), cambiando costumbres, una serie de insumos culinarios baratos, pero de bajísima calidad y de alta peligrosidad para la salud”[1]. Las cadenas de fast food o comida rápida como McDonald's son responsables de los cambios alimenticios en la población, lo que ha logrado que nos coloquemos en el segundo lugar después de Estados Unidos en obesidad y quizás pronto lo estemos en la diabetes juvenil. No obstante el modelo MacDonald´s no se limita al terreno de la mala alimentación, se ha convertido en un nuevo modelo de vida que penetra todos los ámbitos de la vida así como en visión de desarrollo del país por parte de ciertos grupos políticos. Lo rápido es negocio, la calidad es prescindible,  la McDonaldización ha terminado siendo un estilo a seguir. El modelo de "comida rápida" esta presente en la política, en la cultura de la televisión y aun en las universidades MacDonald´s: “…en las cuales la educación que se imparte termina enfermando a los alumnos de una especie de espejismo educacional: los "preparan" para una serie de empleos que frecuentemente no sólo no existen, sino que además, cuando sus egresados son contratados, los sueldos que reciben son equivalentes a su preparación: malos, por no decir malísimos[2]
Como dice Drucker Colín: “Hoy día el conocimiento, la cultura, la educación de calidad son consideradas por los grupos de poder inútiles y como piedritas en el zapato”, “lo que desean es saquear al país y generar una sociedad complaciente, pobremente educada y, por ende, fácilmente manipulable, impulsando todos los valores más superficiales y anodinos.[3]
Nuestra identidad y diferencia comienzan a mutar cuando se convence a un muchacho o muchacha de que todo es fácil, que no es necesario esforzarse, en pensar y comprender, y que ser crítico puede ser peligroso, pues puede uno caer en el infierno del desempleo, por eso la siempre velada y a veces abierta amenaza de perder lo poco que se posee. No les hagamos las cosas fáciles a los hombres que hoy, pero no por siempre, tienen poder. Que nuestra identidad no sea de consumidores de chatarra cultural, sino que nos identifiquemos con aquello que cuesta trabaja y dolor, pero que al mismo tiempo es amado y nos da placer y dignidad.




[1] René Drucker Colín La McDonaldización de la vida mexicana, La Jornada, disponible en:  http://www.jornada.unam.mx/2007/08/07/index.php?section=opinion&article=020a1pol

[2] Ídem
[3] Obra citada.

domingo, 24 de noviembre de 2013