viernes, 12 de julio de 2013
Lo humano no es exclusivo de los humanos. Abraham Galarza Cid
La tradición judeo-cristiana, con su sistema de categorización regido
por principios místicos, consagro al hombre como un ser superior a las demás
criaturas. Situación peculiar si consideramos que otras culturas daban el
estatus de cuasi-divinidades a animales, cuando no eran considerados unos y
otros como hermanos. Esta tradición se impuso paulatinamente en el mundo
moderno, no sin dificultades: La más crítica cuando Darwin, en el origen de las especies y luego en el origen del hombre, plantea, a
contracorriente del creacionismo, que los grandes simios y el género humano
tiene un ancestro en común; de ahí deriva la categorización primates,
es decir, son los más cercanos a nosotros, nuestros primos. La respuesta por
parte de las religiones occidentales, de la cual aun hay ecos, consistió en
afirmar la superioridad del género humano, y considerar como blasfemia la
cercanía entre hombres y “bestias”.
La psicología comparativa se ha propuesto descubrir los rasgos comunes entre personas y simios, pero ya no a un nivel anatómico y genético, sino focalizando aspectos como la conducta, la cognición y la capacidad de aprendizaje. Si bien, los grandes simios no pueden comunicarse con un lenguaje verbal como el nuestro, por las diferencias de su aparato fonador, si han sido capaces de utilizar una variante del lenguaje de sordomudos, con resultados sorprendentes: han logrado inventar categorías para seres que no conocían (llamando “ave de agua” a un pato), tienen identidad y conciencia (la gorila con una mancha de pintura puesta sobre su frente, cuando dormía, la descubre en el espejo e inmediatamente toca su frente para quitársela, lo que denota la conciencia de un yo). Cuando David Premak les muestra varias tarjetas con representaciones de animales, para que los clasificaran, ellos se ubicaron siempre dentro del grupo humano.
Un explorador cartaginés del siglo VI a. C. en “Periplo de Hannón” relata, en un viaje al “Cuerno de sur” (África), el encuentro con “gorilas”, a los que concibe como una tribu más de seres humanos, de "aspecto feo" y "costumbres salvajes", con sus mujeres “velludas”. Los gorilas son animales o humanos, dependiendo de lo que nos hace ver nuestra cultura.
Las categorización de la mayoría de las entidades obedecen a convenciones sociales determinadas, sin embargo, algunas son controvertidas pues ponen en evidencia lo infundado de nuestras creencias más queridas, mostrando su aspecto humano y convencional.
La psicología comparativa se ha propuesto descubrir los rasgos comunes entre personas y simios, pero ya no a un nivel anatómico y genético, sino focalizando aspectos como la conducta, la cognición y la capacidad de aprendizaje. Si bien, los grandes simios no pueden comunicarse con un lenguaje verbal como el nuestro, por las diferencias de su aparato fonador, si han sido capaces de utilizar una variante del lenguaje de sordomudos, con resultados sorprendentes: han logrado inventar categorías para seres que no conocían (llamando “ave de agua” a un pato), tienen identidad y conciencia (la gorila con una mancha de pintura puesta sobre su frente, cuando dormía, la descubre en el espejo e inmediatamente toca su frente para quitársela, lo que denota la conciencia de un yo). Cuando David Premak les muestra varias tarjetas con representaciones de animales, para que los clasificaran, ellos se ubicaron siempre dentro del grupo humano.
Un explorador cartaginés del siglo VI a. C. en “Periplo de Hannón” relata, en un viaje al “Cuerno de sur” (África), el encuentro con “gorilas”, a los que concibe como una tribu más de seres humanos, de "aspecto feo" y "costumbres salvajes", con sus mujeres “velludas”. Los gorilas son animales o humanos, dependiendo de lo que nos hace ver nuestra cultura.
Las categorización de la mayoría de las entidades obedecen a convenciones sociales determinadas, sin embargo, algunas son controvertidas pues ponen en evidencia lo infundado de nuestras creencias más queridas, mostrando su aspecto humano y convencional.
lunes, 1 de julio de 2013
La Industria de la Muerte. Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos (CCHR)
El documental contiene declaraciones de resultados de
profesionales de la salud, académicos, expertos en derechos legales y humanos y
víctimas de las brutalidades psiquiátricas que van desde electroshock y
compromiso involuntario hasta la tortura política, cirugía del alma y los
devastadores efectos de los psicofármacos.
Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos (CCHR)
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